jueves, 12 de marzo de 2009
ENSAYO 13 DE MARZO
13 de MARZO de 2009, ensayo de la cuadrilla de la Oración en el Huerto a las 9:30 en el local nuevo.
Zapatillas, faja, costal. Todo guardado en un viejo armario hasta dos meses antes del gran día, ese día que sabes que llegará, pero que conforme pasa el tiempo más lejano te parece. Extraña contradicción.
Aún así, dos meses antes, una emoción rara, distinta tal vez, te recorre el cuerpo, te calzas las viejas zapatillas. Compañerismo por los cuatro costados, ilusiones, tal vez alguna promesa escondida y un raro cosquilleo que te recorre el cuerpo te hace sentir que aunque lleves muchos años en este oficio, cada vez es como la primera.
Y todo esto aún sabiendo que el olor a azahar aun queda lejos, te colocas bajo tu trabajadera, en tu puesto, siempre teniendo presente que arriba no llevas nada, tal vez sacos de arena, bloques de hormigón pero con la absoluta certeza de lo que haces por Ellos.
Ensayos en los que acabas cansado, en los que sudas pese al relente de la noche. Atento siempre a las indicaciones de los que mandan. Soñando con ese día en el que se abran las puertas del templo y suene el martillo.
Zapatillas, faja, costal. Todo guardado en un viejo armario hasta dos meses antes del gran día, ese día que sabes que llegará, pero que conforme pasa el tiempo más lejano te parece. Extraña contradicción.
Aún así, dos meses antes, una emoción rara, distinta tal vez, te recorre el cuerpo, te calzas las viejas zapatillas. Compañerismo por los cuatro costados, ilusiones, tal vez alguna promesa escondida y un raro cosquilleo que te recorre el cuerpo te hace sentir que aunque lleves muchos años en este oficio, cada vez es como la primera.
Y todo esto aún sabiendo que el olor a azahar aun queda lejos, te colocas bajo tu trabajadera, en tu puesto, siempre teniendo presente que arriba no llevas nada, tal vez sacos de arena, bloques de hormigón pero con la absoluta certeza de lo que haces por Ellos.
Ensayos en los que acabas cansado, en los que sudas pese al relente de la noche. Atento siempre a las indicaciones de los que mandan. Soñando con ese día en el que se abran las puertas del templo y suene el martillo.
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